lunes, 30 de agosto de 2010

Pierrot El Payaso

De profesión cascanueces
y de vocación nube gris
que llueve sobre las aceras
de las calles de París.

Porque mi arte está obsoleto
dicen que nací con retraso,
aún así todos me llaman
Pierrot el Payaso.

Soy hilador de cuentos,
los más tristes del universo,
llevo un bombín negro
y siempre hablo en verso.

Mi cara es blanca
como la nieve
y mis labios negros
como el carbón,
cargo viejas historias
en el bolsillo de mi zurrón.

Algunos creen que soy leyenda,
mas es que no me han buscado,
todos aquellos que lo han hecho
en seguida me han hallado.

En las noches estrelladas,
entre las luces de la ciudad,
voy con el alma en pena
y contando con minuciosidad
historias en las que ella se marcha,
y él muere de soledad.

“Haznos reír”,
me dicen,
mas se sorprenden al comprobar
que este pobre payaso
solo sabe hacer llorar.

Los recién enamorados
gustan de mis servicios,
para ahogar luego las lágrimas en
sus besos novicios.

Duermo en cualquier camastro,
no importa el lugar,
por las fondas yo me arrastro
en busca de un hogar.

Una vez tuve una novia
digna de recordar.
Se llamaba Leonora,
profunda como el mar.

Era tan preciosa,
como la aurora boreal
o una nube algodonosa,
si mi memoria no está mal.

Vivía entre las líneas
de un poema que escribí,
mas tiré el papel al Sena,
y en un suspiro la perdí.

Quise morir de la pena…
¡cuánta desdicha para mí!

El médico me recetó
soñar tres veces al día,
y me dijo que si lo hacía
la podría recuperar.
Y aunque no la tengo
a mi lado físicamente,
cada vez que cierro los ojos,
ella está presente.

Cuando sueño,
sueño con sus labios,
bailo con su sonrisa
al son de sus cabellos
mecidos por la brisa
del viento matinal.

Desearía ser un niño,
apenas un zagal,
regresar a la niñez,
tener las mejillas sonrosadas
y ocultar la palidez.

¿Dónde se ha visto un payaso triste?

¡Qué deshonra!

¡Qué revés!

Si el mundo no es
de un mismo color,
depende del prisma
por el que lo ves.
Si mi flor del Sena
estuviera de vuelta
me encontraría
con el alma envuelta
en un nudo de melancolía.

Del que quiso y no pudo
volar desde el mediodía
a la noche más sombría,
por ver la luna en lo alto,
alzar los brazos y en un salto
besar una de sus mejillas,
de las dos la más fría.

Si mi flor del Sena
estuviera de vuelta,
quizá de paso,
que no se olvide su amigo,
su amigo
Pierrot el Payaso.
Yo no lo escribi por que la verdad poeta no soy pero me agrada el gris panorama que pintan entre los versos.

5 comentarios:

luis enrique dijo...

simplemente majestuoso! cmo es que teniendo tantas cosas enfrente tan bella como esta ..preferimos ver cosas que solo contaminan y llenan nuestra mente de cochambre...

diego dijo...

wow....que genial... me a encantado..

caros dijo...

no se k decir al leerlo

Belisa dijo...

cuando leo este tipo de versos de personas qe no conozco me doy cuenta qe hay gente qe piensa, qe gusta de la diferencia.

gracias a un amigo lo he leido, qe bueno qe me tomé el tiempo para hacerlo.

besos, belisa.

Gaston Rotta dijo...

alguien sabe el autor de este poema??